viernes, 12 de diciembre de 2014

ARANDO EL CORAZÓN

"Esto dice el SEÑOR a la gente de Judá y de Jerusalén: «¡Pasen el arado por el terreno endurecido de sus corazones! No desperdicien la buena semilla entre los espinos"
(Jeremías 4:3 NTV)

Dios le hablo a su pueblo con términos agrícolas, porque así ellos podían entender perfectamente lo que debían hacer, tal vez hoy esto nos parezca extraño, que el Señor les pida que aren el corazón, pero vamos a intentar entender de que se trata, para luego extraer algunos principios espirituales de esta hermosa enseñanza.

Arar es romper la tierra con una herramienta llamada arado y así hacer un surco, en donde puedes sembrar lo que se deseas cosechar, en una versión anterior dice: "Hagan barbecho", el barbecho es un periodo en el que se prepara la tierra para el cultivo, generalmente en este tiempo no se siembra, se deja descansar la tierra, se oxigena, se recuperan así los nutrientes, para volver a cultivarla; pero cuando vuelves a pasar el arado notaras que la tierra se endureció, porque estuvo sin actividad, y además de eso, crecieron solas algunas malezas o espinas, si el agricultor siembra en esas condiciones su cosecha será triste, porque no verá el fruto, entonces primero tendrá que preparar la tierra y luego sembrar.

Dios compara nuestro corazón a un campo, un terreno donde quieres cultivar, y como cualquier campo, siempre reproducirás lo que siembras en el, el Apóstol Pablo dijo en Galatas 6/7 "Todo lo que el hombre sembrare, esto también segará". Es un ejercicio simple observar un campo y ver que es lo que se ha sembrado allí; cuando viajábamos al sur, a pesar de ir por la carretera a una velocidad considerable, podíamos notar los maizales, viñedos, o plantaciones de cebollas o algún otro fruto. Y al mirar nuestro propio campo, nuestro corazón, podremos ver fácilmente cual es el fruto que ha crecido en él, entonces sabremos si es necesario limpiar el campo para la siguiente cosecha, pues si no lo haces, volverá a crecer lo que no deseas. 
Muchos se sorprenden al ver el fruto de su campo: rencor, obstinación, desobediencia,  mal humor, y una lista bien larga de etcéteras, pero hoy entendemos que es simplemente el resultado de lo que has sembrado. Quitar esas semillas es un trabajo que solo Dios puede realizar cuando el quebranto y la humillación delante de Dios han sido tus compañeros, no te resignes a una mala cosecha, determinante a limpiar el campo para la siguiente.

Romper la tierra con el arado es indispensable para echar la nueva semilla, después de un tiempo en que la tierra no produjo, se aprieta o endurece, por eso Dios nos demanda arar el corazón, esto es quitar esas durezas; ¿qué cosas endurecen nuestro corazón?, la Biblia dice en Proverbios 29/1 "El hombre que al ser reprendido se vuelve terco, de repente y sin remedio será quebrantado". Cuando has oído la voz de Dios, escuchado su consejo o recibido su instrucción, pero igual perseveras en tu opinión, entonces tu corazón se endurece, luego aunque Dios te hable de diferentes formas, no puedes distinguir la voz de Dios. En Salmos 95/8 la Biblia dice: "No endurezcáis vuestro corazón como en Meriba" otra cosa que endurece el corazón es la murmuración, cuando Israel salió de Egipto, tuvieron sed y murmuraron contra Moisés, entonces sus corazones se endurecieron; la murmuración el hablar mal de las personas, el "pelambre" endurece el corazón, aun si soy un murmurador pasivo, es decir, si solo escuche el comentario, pero no dije nada, pues en ese caso debes confrontar al murmurador. La queja también es una forma de murmuración, y aunque en nuestra cultura sea tan normal la murmuración, para Dios es como un cáncer espiritual, por esta razón el pueblo de Israel no pudo cosechar en cuarenta años su ingreso a la tierra prometida.  
Lo otro que endurece el campo es la sequía, cuando no ha llovido y la tierra no ha recibido agua, se seca y endurece, en Isaias 44/3 dice "Yo derramare agua sobre el sequedal", el agua representa la presencia de Dios, el estar conectado al cuerpo, el recibir constantemente el alimento espiritual, pues cuando esto se interrumpe el corazón se vuelve duro e indiferente, pueden seguir en el camino, pero perdieron la sensibilidad al Señor, su palabra y Espíritu.
Un corazón endurecido es un corazón que no puede recibir la nueva semilla, y aunque la reciba no dará fruto, tendrá que ser arado primero; cuando el hierro del arado desgarra la tierra una y otra vez, hasta hacerla suave y dócil para el cultivo, y esto no es otra cosa que un quebrantamiento del corazón, cuando el Espíritu Santo lleva tu vida al quebranto, esto anuncia una gran cosecha.

Finalmente antes de echar la semilla hay que quitar las espinas, estas crecieron solas, solo porque la tierra no estaba dando fruto, la maleza tomó lugar en el campo y creció sin que nadie la plante, y sin que nadie la riegue. En la Biblia las espinas representan el pecado, las maldiciones y lo que contamina el corazón, si plantas entre espinas, tu siembra será ahogada por las espinas y no crecerá, quitar las espinas es limpiar el corazón, santificar nuestras vidas, traer el temor de Dios al corazón, entonces el campo estará preparado para abonarlo con la presencia del Espíritu Santo, y listo para recibir la lluvia temprana y tardía que garantizará una gran cosecha.

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