domingo, 7 de diciembre de 2014

TENED PACIENCIA

"Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía. Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca"
(Santiago 5:7-8 RVR1960)

En un mundo que corre cada día mas, el mundo de lo instantáneo y de las soluciones rápidas, la paciencia no parece ser una virtud muy común, ni siquiera del ser humano lo es tanto, tal vez por esto parece inevitable entrar en esa corriente vertiginosa, aun para relacionarnos con Dios. En alguna oportunidad escuche que un hombre oraba así: "Señor, dame paciencia, pero dámela ya¡", la verdad es que necesitamos paciencia y a la luz del texto que citamos al comienzo, necesitamos la paciencia para cuatro cosas fundamentales:

Paciencia para esperar la venida del Señor.
Esperar la venida del Señor con paciencia no significa entender que viene, pero olvidarnos del tema, pensando "bueno... Algún día volverá", sino que justamente lo contrario, es vivir con la conciencia que el Señor viene pronto; esperar su venida con paciencia es guardar nuestro corazón para ese día, esforzándonos por alcanzar el propósito del Señor, es vivir sin temor, disfrutando nuestra salvación, pero con la premura del tiempo, para alcanzar a mayor número. Esperar la venida del Señor es tener en todo lo que hacemos la mirada en su venida, pensando que quizás este sea el día del Señor, de esta forma nuestro corazón no se desviará con cuestiones pasajeras e intrascendentes.

Paciencia para esperar el precioso fruto
No siembras y tienes fruto al día siguiente, requieres paciencia para esperar el fruto, así también en el Señor necesitamos esa paciencia. Esperar el fruto es tener la certeza que el fruto vendrá, en el tiempo preciso, ni antes ni después, y quien maneja ese tiempo es nuestro amado Señor, la paciencia en la espera del fruto le dice a Dios el tamaño de nuestra fe, pero también nuestra dependencia de él, porque esa espera refleja que solo el Señor puede darnos el fruto que anhelamos.
Me parece interesante que en esta oportunidad Dios le ponga apellido al fruto, lo llama "precioso", entendemos que el fruto son las almas, y es que para Dios ese fruto es precioso, el más interesado en darnos ese fruto es Dios, pero es necesaria la paciencia.

Paciencia para esperar la lluvia temprana y tardía 
En alguna oportunidad hable de la importancia de esta lluvia para la cosecha en Medio Oriente, pero entendemos que la lluvia temprana y tardía representan el mover del Espíritu Santo, la primera lluvia fue el Pentecostés, los 120 discípulos que estaban en el aposento alto debieron esperar varios días en oración y ayuno; la lluvia tardía es el ultimo y mas grande avivamiento de todos los tiempos, y necesitamos esa paciencia para recibirlo, esto es esperarlo: clamar por el, anhelar el toque del Espíritu a nuestra generación, no hay avivamiento sin esa espera paciente, pero comprometida.

Paciencia para afirmar el corazón 
El corazón se afirma con paciencia, ¿esto quiere decir que de pronto el corazón se puede mover?, pues si, la Biblia dice que el corazón es engañoso mas que todas las cosas (Jeremías 17/9), recuerde que fuimos hechos de barro, y el barro es frágil, así era nuestra antigua naturaleza, pero ya Cristo nos redimió, y nos ha dado un nuevo corazón y una nueva naturaleza y a través de la paciencia veremos como cada vez más el carácter de Cristo se reproduce en nosotros. Afirmar el corazón con paciencia es entregarle a Dios el mando de mi vida, permitir que él gobierne mis pasos, entonces traigo firmeza a mi corazón; afirmar el corazón con paciencia es también rendir al Señor mis emociones, no dejarme influenciar por ellas, sino que traer dominio a mis emociones y pensamientos.

Ahora entendemos la importancia de la paciencia, nos conviene que Dios reproduzca abundantemente es fruto de su Espíritu en nuestros corazones, que esta sea nuestra oración hoy.

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