jueves, 18 de diciembre de 2014

LAS METAS

"prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús"
(Filipenses 3:14 RVR1960)

No es posible pensar en una asociación o empresa que no tenga metas, pues las metas por definición le dan sentido o razón de ser a toda organización, y aun en lo personal, quien no se ha trazado metas claras, difícilmente conseguirá buenos resultados. Las metas vienen a ser como una carta de navegación, o un GPS que te indica por donde debes ir.
Debo reconocer que en un comienzo le tenía terror a las metas, cada vez que escuchaba esa palabra me inquietaba, pero luego pude entender que una meta es simplemente anunciar anticipadamente donde quieres llegar, que la visión que Dios me había dado implica alcanzar muchas metas, pues una visión sin metas solo es una ilusión, sin metas no hay visión.
Las metas son como un brazo de la fe, porque a través de la declaración de una meta, traes al presente una conquista, por eso la Biblia dice: "Pero en ese mismo espíritu de fe, y de acuerdo a lo que está escrito: «Creí, y por lo tanto hablé», (2da Corintios 4/13), podríamos decir que la fe es declarar metas y tener la seguridad de que se realizarán.

En toda la Biblia podemos encontrar que Dios se movió a través de metas, desde la creación; se planteó metas cada día, y al final de cada una de ella Dios evaluaba el cumplimiento de esa meta y decía que era bueno o había cumplido satisfactoriamente esa tarea.
A través de los sueños Dios trazo metas en el corazón de José, hasta que llegaron a ser tan claras en su corazón, que no temía  declararlas abiertamente, y esas metas mantuvieron su corazón firme en la adversidad.
Cuando Dios llamó a Moisés inmediatamente le entregó la meta de su ministerio, liberar a su pueblo Israel de la esclavitud Egipcia, para esto le dio de su autoridad y poder, hasta que la meta de Dios se volvió también su propia meta en el corazón de Moisés.
La meta de Josue fue entrar en la tierra prometida, hacer frente a muchos pueblos mucho más grandes y fuertes que ellos y conquistar la tierra, al principio esta meta era gigante en el corazón de Josué, pero pudo entender en su espíritu que no había enemigo grande para Dios, ni meta que Dios no pueda alcanzar a través de nosotros.
Jesus también se movió a través de metas, en cada cosa que hacia, a cada ciudad que entraba se trazaba metas, y al final de su ministerio le marca la meta a sus Discípulos "id y haced discípulos a todas las naciones" (Mateo 28/19), y hoy esa meta es también nuestra meta.

Las metas se transforman también en una fuerza que te motiva a continuar, cuando corrí 10 kilómetros, para mi era una gran meta, y pasada la mitad de la carrera veía a muchos caminar y rendirse, y lo que me animó a continuar era una imagen en mi mente, "llegar a la meta", entonces vino como un segundo aire y terminé la carrera porque tenía una meta. La Biblia dice "Prosigo a la meta, al premio de mi llamado", necesitamos tener tan nítido en nuestro corazón esa meta, eso nos alientara cuando el cansancio quiera hacer lo suyo, nos levantará cuando los tropiezos del camino logren derribarnos, nos animara saber que al final esta la meta, junto con nuestro premio, la meta te impulsarán a seguir avanzando.

Frente a un nuevo año, tenemos la necesidad de plantearnos nuevas metas en Dios o retomar aquellas que no alcanzamos, y declararlas sin temor, hasta verla alcanzada.

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