miércoles, 20 de agosto de 2014

EL HERMANO DEL PRÓDIGO

»Mientras tanto, el hijo mayor estaba trabajando en el campo. Cuando regresó, oyó el sonido de música y baile en la casa, y preguntó a uno de los sirvientes qué pasaba. “Tu hermano ha vuelto —le dijo— y tu padre mató el ternero engordado. Celebramos porque llegó a salvo”. »El hermano mayor se enojó y no quiso entrar. Su padre salió y le suplicó que entrara, pero él respondió: “Todos estos años, he trabajado para ti como un burro y nunca me negué a hacer nada de lo que me pediste. Y en todo ese tiempo, no me diste ni un cabrito para festejar con mis amigos. Sin embargo, cuando este hijo tuyo regresa después de haber derrochado tu dinero en prostitutas, ¡matas el ternero engordado para celebrar!”. »Su padre le dijo: “Mira, querido hijo, tú siempre has estado a mi lado y todo lo que tengo es tuyo. Teníamos que celebrar este día feliz. ¡Pues tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida! ¡Estaba perdido y ahora ha sido encontrado!”». 
(Lucas 15:25-32 NTV).

Todos en algún momento nos identificamos con el hijo pródigo, todos un día volvimos a casa y Dios restauró nuestras vidas, sin duda es una gran historia, con mucha riqueza espiritual, sin embargo el hermano merece una mención especial, de hecho no es un elemento decorativo de la narración del Señor, y nos ofrece la posibilidad de revisar nuestro corazón.
Tal vez con el gozo del encuentro  con su padre, el pródigo paso desapercibido la reacción de su hermano,  pero no  su padre, él no sólo lo nota, sino que habla con el para que deponga su actitud.

La visión de un hermano 
Crecimos juntos con Anita, mi hermana, y recuerdo que medíamos los vasos de bebida y alegaba el que veía que tenía menos; aunque ahora nos de risa, en ese momento era un gran problema.
La visión de un hermano es distinta, porque con la inmadurez de la infancia inevitablemente te comparas en todo análisis. 
Lo primero que podemos observar en el hermano del pródigo es un corazón inmaduro, aunque ya era mayor y trabajaba en la casa de su padre, el se compara con su hermano, como un niño, y se siente en desventaja. El fue incapaz de ver por otro, vio sólo su posición frente a la de su hermano.

El enojo del hermano
El pudo participar igual de la fiesta, y disimular la rabia contra su hermano, sin embargo su enojo pudo más, y esto nos muestra otras cosas.
a) Quería llamar la atención, sería demasiado notoria su ausencia en la fiesta, de alguna forma el estaba diciendo: "Ey, yo también existo", aquí sumamos inseguridad y una autoestima dañada, quería protagonismo en el momento de mayor alegría en la vida se su hermanó.
b) Veía injusticia en el perdón del padre. El sentía que el favor de su padre debía ganarlo con obras y el pródigo no lo había ganado, por el contrario había malgastado y deshonrado a la familia. ¿Cuándo no entiendes el perdón?, cuando tu no has sido perdonado.
c) Quería recompensa, quería animales para festejar, retribución por su lealtad, etc. Aquí muestra su corazón, el no trabajaba por amor al padre, lo hacía por interés.

La decisión del hermano
El hermano del pródigo decide salir fuera de la fiesta, esto es muy decidor, representa salir de la presencia del padre, quedar fuera del propósito, aislarse del cuerpo; todo esto es muy peligroso, te deja en una posición de vulnerabilidad espiritual.

Una vez más me asombra la actitud del padre, él fue afuera a buscarlo, a presentarle argumentos, como poniéndose a su altura, no sabemos que hizo luego el hermano del pródigo, pero vemos un padre inclusivo y lleno de misericordia.

Aunque los argumentos del padre debieron convencer al hermano del pródigo de su mala actitud, creo que hay uno que es infalible, y fue al decirle: "Querido hijo", le estaba diciendo que lo amaba, de verdad que tanto el corazón de un pródigo, como el de un hermano del pródigo se derriten ante el amor del padre.

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