miércoles, 27 de agosto de 2014

LOS PENSAMIENTOS (3ra. parte)

"¡Cuán preciosos también son para mí, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán inmensa es la suma de ellos! Si los contara, serían más que la arena; al despertar aún estoy contigo" 
(Salmos 139:17-18 LBLA).

Ya hemos podido entender un poquito más acerca de la importancia de los pensamientos, que son y como afectan positiva o negativamente nuestros destinos. Y además como examinarlos para rechazar aquellos que son mentiras disfrazadas de verdad.  Sin embargo esto me ha llevado a hacer dos preguntas: ¿cómo traer los pensamientos de Dios a nuestra mente?, y ¿cómo hacer para cambiar nuestros pensamientos definitivamente?. Reflexionemos sobre esto hoy.

Acerca de la primera pregunta, ¿cómo traer los pensamientos de Dios a nuestra mente?, fueron dos los salmos que me ayudaron a entender la respuesta; los voy a citar y luego los comentamos.
Salmos 139/17 "¡Cuán preciosos son para mi oh Dios tus pensamientos¡"
Salmos 92/5 "Señor, muy profundos son tus pensamientos"
Los pensamientos de Dios son "preciosos y profundos", como las gemas o piedras preciosas, que es necesario mucho tiempo y esfuerzo para encontrarlas, hay que adentrarse en la tierra, rompiendo las rocas, para finalmente hallar ese tesoro. 
Por lo general, los pensamientos de Dios no vendrán de forma espontánea, habrá que profundizar en la palabra de Dios, leerla es un buen primer paso y entenderla y memorizarla, pero luego tendremos que "romper la roca", es decir: meditar en ella, permitirle al Espíritu Santo que nos revele esa palabra, pues ahí impactará nuestro ser, provocando cambios y estableciendo en nuestro corazón nuevos pensamientos, esos nuevos pilares que sostendrán nuestra vida.
Isaías 26/3 dice que Dios guarda en perfecta paz a aquel cuyo pensamiento en el persevera. Perseverar en el pensamiento de Dios, habla de una constante, no de algo que hacemos el día domingo, o una vez al día, sino que siempre, no importa que estemos haciendo, que nuestro pensamiento esté en él, en sus palabras de vida, en su tierno amor, en la gratitud y en la adoración.

La segunda pregunta es ¿cómo hacer para cambiar nuestros pensamientos definitivamente?. Esto no es ambulatorio, requiere una cirugía mayor, pues muchos de esos pensamientos que necesitamos cambiar, están escondidos, fueron incorporados por vivencias, costumbres, heredados, o por nuestras propias ideas o formas, sin embargo Dios puede mudar nuestros pensamientos completamente, quiero compartirles lo que encontré en este texto:
Proverbios 16/3 "Encomienda al Señor tus obras y tus pensamientos serán afirmados". "Encomendar" en el hebreo es "rodar", y era una palabra que usaban cuando un camello dejaba caer su carga, el camello se arrodillaba y dejaba "rodar" su carga. Entonces lo primero que necesitamos es encomendar nuestra vida al Señor, es decir, "rodar"; arrodillarnos, despojarnos, dejar caer nuestra vida delante de él, esto equivale a quebrantar nuestros corazón o pensamientos.
Pero luego me asombré más, porque la palabra "encomendar" en el hebreo era la raíz de la palabra "Golgota", que es el lugar donde murió Jesús. Y esto significa que nuestros pensamientos sólo pueden ser mudados en la cruz, sólo la preciosa sangre de Cristo puede hacer nuevas todas las cosas, necesitamos la revelación de la cruz. 

Que esta sea a partir de hoy nuestra consigna, nuestro mayor anhelo y nuestra determinación: "¡Cuán preciosos también son para mí, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán inmensa es la suma de ellos! Si los contara, serían más que la arena; al despertar aún estoy contigo" (Salmos 139:17-18).

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