"Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce los pensamientos que me inquietan. Señálame cualquier cosa en mí que te ofenda y guíame por el camino de la vida eterna"
(Salmos 139:23-24 NTV)
¿Olvidaste alguna vez sacar la basura?, es muy desagradable, y es increíble la cantidad de basura que se acumula en sólo unos días...
También esto puede ocurrir con nuestra casa interna; nuestro corazón, pues aunque no somos del mundo estamos en el y tenemos que convivir con personas que no tienen un corazón para Dios, que hablan negativa e impíamente. Isaías dijo "Hábito en medio de un pueblo de labios inmundos" (Isaías 6/5).
Además estamos expuestos a noticias deprimentes, a presiones académicas y laborales, y a pensamientos de mentira disfrazados de verdad por el padre de la mentira y que aceptamos inocentemente. Todo esto sin contar los pecados a los que también estamos expuestos.
David entendía que su corazón era la casa de Dios y no estaba dispuesto a dejarlo ensuciar o que fuese un lugar incómodo para Jesús, por tanto se expuso a la mirada de Dios, y le rogó tres cosas.
"Examinarme". Es decir hazme un examen, observa cuidadosamente mi vida, da la idea de la mirada de un doctor, quien profundiza en la observación para poder medicar y sanar su paciente. La verdad es que más experiencias de las que creemos requieren sanidad, de lo contrario se van acomunando en nuestro corazón, y se transforman en estorbos en nuestra vida.
"Conóceme". Hablamos de conocer a alguien cuando tenemos una relación más cercana, esto requiere tiempo, confianza y mucho trato. He visto matrimonios de muchos años que conocen aún lo que piensan. La Biblia utiliza el verbo "conocer" para hablar de la relación íntima de un esposo y su esposa.
David quería ese nivel de conocimiento de Dios hacia él, para que no quedara nada en su vida sin ser expuesto ante la mirada de Dios.
"Pruebame". Es decir: "ponme a prueba, a ver como reacciono, para que veas que hay realmente en mi corazón". Nadie pediría esto a Dios, ¡Señor envíame una prueba¡
Hace algún tiempo un detergente desafio a las consumidoras con la "prueba de la blancura", les decía que no era posible saber su estaba realmente limpio si no se sometía a esa prueba. Las pruebas escudriñan nuestro corazón, aveces sólo luego de una prueba logras ver lo que hay en tu vida.
¿Se habrá ensuciado nuestra casa?, no olvides sacar la basura. Hoy digamosle como David "Señor examinarme, ve las cosas que deben ser sanadas en mi vida. Conóceme, acércate tanto a mi en una relación tan íntima que pueda estar completamente expuesto ante ti, y Pruebame, observa que hago en la situación que tu quieras, porque sólo quiero andar en tu vedad".
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