jueves, 6 de noviembre de 2014

ALIMENTANDO NUESTROS SUEÑOS

"y dijo Faraón a sus siervos: ¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste, en quien esté el espíritu de Dios? Y dijo Faraón a José: Pues que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay entendido ni sabio como tú. Tú estarás sobre mi casa, y por tu palabra se gobernará todo mi pueblo; solamente en el trono seré yo mayor que tú"
(Génesis 41:38-40 RVR1960)

Para muchos tener un sueño es semejante a una fantasía, algo que nos gustaría que se realice, pero que es imposible, pero ese no es el concepto bíblico de un sueño, para Dios un sueño es el vehículo por el cual él hace realidad su propósito en nosotros, por esta razón nos hizo con la capacidad de soñar, y por esta razón también el enemigo intenta robarle esos sueños.
José fue conocido como un soñador, Dios comenzó a poner esos sueños que vinieron a ser la brújula por donde transitaría su vida, el soñó con ser un hombre de autoridad, aún dentro de su propia casa y que a través de esa autoridad podría ser bendición para su nación, pero José entendió que tener un sueño de Dios no basta, que debemos alimentar ese sueno, hasta verlo realidad en nuestras vidas.
¿Cómo alimentar nuestros sueños?

Lo primero es defender esos sueños de los muchos ataque de que pueden ser objeto. José por ejemplo debió defenderlos de la oposición, sus hermanos lo atacaron y echaron en una cisterna, ese abandono y desprecio de su propia familia pudo haber desanimado a José y haberle hecho renunciar a sus sueños, pues en el fondo de un pozo no es posible ser una autoridad que bendiga a su familia y a su nación.
 Esto hace el adversario para robar nuestros sueños, intenta meternos al pozo de la desesperación, al pozo de la soledad, y al pozo de la adversidad, el secreto es seguir creyendo, no rendirse y seguir soñando, porque el que puso ese sueño en tu corazón es fiel.
Luego José debió vencer la depresión, la oscuridad de ese pozo era abrumadora, y lo peor es que era causada por quienes él más amaba, esto intento herir el corazón de Jose, el rechazo de su familia, más una visión oscura y pesimista de la situación deprimía su vida, entonces debió decidir a través de que ojos vería, si a través de sus ojos naturales o a través de los ojos de la fe, aunque las circunstancias eran adversas, todo esto fue templando su carácter para el momento en que se hiciera real ese sueño. 
José debió defender sus sueños de las cadenas de la carcel, porque también el enemigo intento atarlo para robarle sus sueños, y estuvo un tiempo en presión, así también con nuestros sueños, satanas trata de atar áreas de nuestra vida para impedir ese sueño, pero José encontró en Dios la plena libertad y no vendió sus sueños, y perseveró hasta alcanzarlos.

Además de defender sus sueños, José debió alimentarlos cada día en la presencia de Dios, buscando esa palabra específica de Dios para cada circunstancia que amenazaba su corazón, guardando su fe y trayendo a su vida nuevos sueños de Dios, José alimentaba esos sueños anhelándolos, pues pudo entender que como había hecho con el padre Abraham haría con él, porque Dios no hace diferencias entre personas y es fiel para cumplir cada promesa.
¿Te ha robado algún sueño el enemigo?, hoy vamos a la cruz, ese es el inicio de nuestros sueños, allí los ojos se abren al propósito de Dios y se despiertan los sueños que Dios tiene para ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario