viernes, 14 de noviembre de 2014

TOCANDO EL CORAZÓN DE DIOS

“Vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos. No me diste beso; mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies. No ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta ha ungido con perfume mis pies. 
Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama. Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados”

(Lucas 7/44-48)


Definitivamente esta mujer se robo la película, de seguro quienes organizaron la cena se preocuparon de todos los detalles, un rico plato, un buen vino, el lugar estaba cuidadosamente preparado, a la altura del invitado de esa noche, y la charla debió ser muy interesante, pero irrumpe esta mujer, una mujer pecadora, de vestir sencillo, y logró lo que nada, ni nadie habían logrado; atrapó la atención del Señor y sobre todo, tocó su corazón.

¿Que es lo que le impresiona al Señor?, cualquiera pudo verse atrapado por la elegancia de los trajes, o por la apariencia de los religiosos, pero Dios no se pierde en lo superficial, él siempre mira el corazón. A Jesús le toca el corazón otras cosas; la sinceridad, la urgencia de la necesidad, el corazón arrepentido, tanto así que le entregó toda su atención.

Pero, ¿Que pasaba por la mente de esta mujer?, no era sencillo hacer lo que ella hizo, entrar en la casa de un principal, y en medio de lagrimas y sollozos romper un perfume y ungir los pies del Señor, creo que debió sentir que era su única oportunidad para llegar al corazón del maestro, y no estaba dispuesta a perder ese momento, era mucho mas grande su necesidad que su pudor y simplemente se lanzó a los pies del Señor.

Ahora bien, esta mujer tocó el corazón de Dios y creo que hoy nosotros anhelamos lo mismo; pues aprendamos de ella.


Esta mujer derramó su alma a los pies de Jesus

Aunque la mujer derramó el perfume y los enjugó con sus cabellos y sus lagrimas, besando los pies del Señor, lo que realmente derramó fue su alma, se postró ante Jesus con un corazón humillado, sus lagrimas eran de arrepentimiento, era el dolor de haber fallado a Dios, y Jesus podía sentir el olor de su corazón, lo que para los demás era un acto indigno, para Jesus se transformó en lo mas importante de la noche.

No importa en que lugar te encuentres, cuando derramas el corazón, haces contacto directo con el corazón de Dios, por eso esta mujer toco el corazón del Señor, la verdad es que no hay forma de impresionar a Dios, sino solo con un corazón verdaderamente humillado. La Biblia dice en Lamentaciones 2/19 "Levántate, da voces en la noche, en el principio de las vigilias; derrama como agua tu corazón ante la presencia del Señor; alza tus manos hacia Él por la vida de tus pequeñitos, que desfallecen de hambre en las entradas de todas las calles", aquí el Señor nos ayuda con una imagen "derramarlo como agua", cuando derramas agua notaras que es irreversible, ya esa agua quedo definitivamente allí, donde se derramó, así Dios quiere que nos derramemos delante de él, no por un momento, para siempre.


Esta mujer cambio el ambiente de ese lugar

Si el Señor estaba en la sala, el ambiente debió ser bueno, pero esta mujer cambio ese ambientes familiar, coloquial, en un ambiente espiritual, el lugar se lleno de un perfume, el perfume de la adoración, era tan profunda la adoración de la mujer que se hizo un silencio tan claro que Jesus podía oír hasta los pensamientos de los comensales. Es interesante el poder de la adoración, cambia cualquier ambiente, hace descender la presencia de Dios porque atrapa su corazón y hasta quienes no quieren adorar al Señor terminan inundados de ese perfume.

Esta mujer entendió la verdadera necesidad de Jesus, el no precisaba una rica cena o una amena charla, Jesus les dijo "no me distes beso", era todo lo que quería, el amor de sus hijos, entienda; todo es de él, menos tu amor, cuando lo amamos estamos tocando su corazón.


Esta mujer entregó su mejor ofrenda

Ella había derramado su alma, y su adoración estremecía ese lugar, pero acompaño esa entrega con una ofrenda, porque el perfume era muy caro, y al romperlo y ungir sus pies le estaba presentando una ofrenda, pero no cualquier ofrenda, los perfumes e inciensos solo se podían presentar ante Dios, ella presentó una ofrenda digna de Dios, por eso toco el corazón del Señor, porque con su ofrenda lo estaba reconociendo delante de toda la gente como Dios y Señor. Es interesante que una ofrenda le dice al Señor quien es él para mi.


Si queremos tocar el corazón de Dios, no tenemos que improvisar, solo tenemos que aprender de esta mujer y seguir sus pasos, Dios está deseoso que sus hijitos atrapen su atención, hoy podemos provocar un silencio en esta ciudad, porque unos cuantos le adoran de verdad y de seguro los ojos de Dios se volverán inmediatamente hacia nosotros.

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