jueves, 13 de noviembre de 2014

HIEL POR MIEL

“Hizo Moisés que partiese Israel del Mar Rojo, y salieron al desierto de Shur; y anduvieron tres días por el desierto sin hallar agua. Y llegaron a Mara, y no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas; por eso le pusieron el nombre de Mara. Entonces el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de beber? Y Moisés clamó a Jehová, y Jehová le mostró un árbol; y lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron. Allí les dio estatutos y ordenanzas, y allí los probó”

(Éxodo 15/22-25)

 

Es interesante que esta historia ocurre inmediatamente después de su salida de Egipto, aún estaban calientes las trompetas y los panderos por el festejo de la liberación, la Biblia dice que después de tres días de camino, lo que para nosotros puede representar un encuentro con Dios, pues habían roto las cadenas eternas de la esclavitud; Libres, con toda la inmensidad por delante, una gran tierra por conquistar y sus sueños de gloria renacían en sus corazones; pero justo en el mejor momento se encuentran con Mara, un lugar de aguas amargas, y la palabra del Señor dice que allí fueron probados, era necesario ver cuán real era esa libertad y su confianza en Dios y era necesario continuar conociendo el poder de Dios a favor de sus hijos.

A través de esta historia podemos recoger lecciones muy importantes para nosotros hoy.

 

Una estrategia muy común del enemigo para robarnos el fuego de nuestro encuentro, la pasión de ser libres y el deseo de servir a Dios, es la amargura, a nadie le agrada beber aguas amargas, cuando enfrentamos esos tiempos difíciles, en que literalmente la vida se torna amarga, es cuando Dios quiere ver en nuestro corazón la confianza en él, es cuando Dios quiere seguir escuchando los compases del pandero. El problema está cuando permitimos que la amargura de las circunstancias entren y amarguen nuestro corazón, entonces si es peligroso, la biblia dice: “Mirando bien que ninguno se aparte de la gracia de Dios; no sea que brotando alguna raíz de amargura, os perturbe, y por ella muchos sean contaminados” (Hebreos 12/15), la amargura te aparta de la gracia, te perturba y contamina, por eso el enemigo utiliza este recurso para destruir nuestras vidas.

 

La Biblia dice “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” (Jeremías 17/9), y es una gran verdad, Israel momentos atrás estaban bailando y gritando de felicidad, y ahora estaban sumidos en una profunda depresión, pensando en que iban a morir en ese desierto. Acá aprendemos algo importantísimo, Jamás debemos confiar en nuestras emociones, ni cuando estén arriba saltando de euforia, ni cuando estén abajo desanimadas, nuestra confianza debe ser el Señor, en el deben estar puestos nuestros ojos, en el debemos descansar y solo en el debemos confiar. Nuestra antigua naturaleza dependía del “sentir”, hacíamos todo lo que sentíamos y dejábamos de hacer lo que no sentíamos; pero hoy debemos entender que nuestras emociones son engañosas, entonces debemos someter nuestras propias emociones al gobierno de Cristo.

 

Cuando se enfrentaron a “Mara”, el pueblo se desanimó, pero Moisés oró; siempre estarán estas dos opciones frente a la amargura, habrá quienes se desanimen y vean todo negro, y lloren de desconsuelo, pero también habrá quienes busquen a Dios y vayan a la presencia del Señor a buscar socorro, ¿Qué está primero en mi vida, el grito de desesperación o la oración de fe?. La Biblia dice que Dios se desagradó de la actitud del pueblo, y debemos entender que nuestro desánimo y aflicción ofenden a Dios, porque entonces él entiende que para nosotros el Señor es pequeñito. 

 

Israel se contaminó con las aguas de Mara porque permitió la murmuración, en realidad lo que provocaron las circunstancias amargas es que realmente saliera a la luz lo que había en sus corazones. La murmuración es como un cáncer espiritual, que va secando el corazón, es una contaminación que nos aparta automáticamente de Dios, pues Dios no tiene parte en nada sucio o contaminado, aunque parezca tan normal o sabroso, un pelambre te descarta de la presencia de Dios y ensucia el corazón, solo el arrepentimiento puede sanar este mal.

 

Finalmente Moisés oró y Dios le dio la respuesta; que hermoso saber que nuestras respuestas están a una oración de distancia, la Biblia dice que la oración eficaz del justo puede mucho (Santiago 5/16). Note la respuesta de Dios; echar un árbol a las aguas, entonces se tornaron dulces y pudieron beberlas. El árbol representa la cruz, allí están todas nuestras respuestas, hasta la amargura más profunda puede ser transformada en miel si vamos a la cruz. 

Hoy Dios tiene la respuesta que tanto has anhelado, y esa respuesta sigue estando en la Cruz, solo ven y verás cómo se transforma la hiel en miel. 

 

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