viernes, 7 de noviembre de 2014

JABÓN BLANQUEADOR

"Pero ¿quién será capaz de soportar su venida? ¿Quién podrá mantenerse de pie y estar cara a cara con él cuando aparezca? Pues él será como un fuego abrasador que refina el metal o como un jabón fuerte que blanquea la ropa"
(Malaquías 3:2 NTV)

Es difícil comer pastas sin mancharme, pero justo ese día traía puesta una polera blanca y la mancha fue bien grande, así que de inmediato aplique los consejos de la sabiduría popular y cubrí la mancha con sal, pero sentí como si la mancha me desafiara, porque se extendió aun mas, luego le apliqué mucho Quick, pero al lavarla, la mancha estaba ahí, como mirándome con ironía, entonces la remoje con agua caliente y mucho detergente y luego al lavado nuevamente, pero la mancha estaba ahí otra vez, en ese momento sentí que era algo personal, un asunto entre la mancha y yo, así que fui a comprar un jabón blanqueador muy publicitado, lo aplico según lo indicado y luego de lavar, comprobé con satisfacción que la mancha ya no estaba, había derrotado a quien fuera por esos días mi mayor enemigo, la mancha.

Malaquías habla de la venida del Señor, y de lo imposible que será estar frente a él a causa de nuestras faltas, porque nuestro pecado es como una gran mancha en el corazón y un Dios tres veces santo no puede aceptar la maldad, la Biblia dice que sin santidad nadie verá al Señor (Hebreos 12/14). Uno puede pensar que el pecado no es tan grave y minimizar sus efectos, pero el pecado mancha el corazón y es una mancha indeleble, que no sale con nada, no puede ser borrada., y este es el dilema de la existencia del ser humano, un corazón manchado, pero la respuesta de Dios ante esto  fue un jabón blanqueador, meditemos en esto hoy.

Un corazón manchado
Cuando Dios creo a Adán su cuerpo estaba desnudo, pero en su corazón Dios había puesto un hermoso traje blanco resplandeciente, cuando Adan pecó se dio cuenta que estaba desnudo, pero lo que no pudo ver, fue que en ese instante su vestido espiritual estaba manchado, esa mancha contaminó su vida y la de su descendencia, y cada nueva generación nace con esta gran mancha en su interior, pero además cada uno de nosotros ha añadido nuevas manchas, porque la Biblia dice que no existe un solo ser humano que no haya pecado.
Un corazón manchado es como tener un traje manchado, ¿tomaría usted una ropa con mancha y la usaría sin problemas?, simplemente la descartaría, aquella polera blanca que estaba manchada tenía un solo fin si no lograba sacar la mancha, sería un  trapero, porque no podría continuar cumpliendo su propósito con esa mancha. Y si usted estando con ropas limpias de pronto se mancha ¿cómo se siente?, ¿sigue compartiendo y socializando con la misma libertad?, por supuesto que no, trataría  de disimular la mancha, taparse con otra cosa, pero estaría muy incomodo al ver que las miradas de los demás sin querer se vayan a su mancha. Así es la mancha del pecado, cuando Dios ve esa mancha en nuestro corazón no puede usarnos, no puede relacionarse con nosotros, no es nada personal, Dios nos sigue amando igual que siempre, pero aborrece las manchas igual que usted y yo lo hacemos.
El problema es que no somos consientes de estas manchas hasta que nos volvemos a Dios y su Espíritu Santo nos las muestra, pero hasta que eso ocurre, andamos luciendo una gran mancha, solo que nosotros no la vemos.
Este es el problema de muchos que intentan buscar a Dios sin quitar la mancha, como Dios esta lejos de toda mancha, sienten que Dios no los ama o no les responde, y comienzan a vivir vidas que Dios resiste, eso les frustra y aleja aún mas de Dios.

Un jabón blanqueador
Si la polera que manche fuese vieja y no me importara, entonces la hubiese dejado a un lado y ni siquiera habría intentado quitarle la mancha. Así también Dios pudo simplemente olvidarse de nosotros, porque él jamás tocará un corazón que este manchado, pero Dios nos ama y en su infinita gracia proveyó un jabón blanqueador súper poderoso, que al aplicarlo sobre la mancha, por mas dura e imposible de quitar que sea, la elimina  completamente. Ese jabón  es la sangre de Jesus, no existe otra alternativa para limpiar nuestro corazón.
Muchos intentan con otros jabones, usan por ejemplo el jabón de las buenas obras, y son generosos, ayudan a los demás, pero la mancha continua ahí inamovible; otros intentan con el jabón del conocimiento, auto convenciéndose que no esta la mancha, que son ideas antiguas y que todo esta bien, y algunos intentan con el jabón de la religión, tratan de seguir a Dios, pero sin quitar la mancha, y esto se vuelve verdaderamente muy difícil.
Ahora que sabes que el único jabón capaz de quitar esa mancha de tu corazón es la sangre de Jesus, es importante que sepas como usarlo, para que la sangre de Cristo limpie nuestras vidas necesitamos arrepentirnos de todo corazón, esto es pedirle al Señor que nos muestre esa mancha, que nos haga consientes de nuestro pecado y luego clamar a Dios por su perdón, con ese dolor de haber ofendido a Dios y finalmente devolvernos de ese camino por el que anduvimos y seguir a Jesus, escuchar su voz y obedecerle.

No te rindas con esa mancha, ni uses otros jabones, hoy Dios puede hacer resplandecer tu vida, quitar tu pecado y darte una nueva oportunidad, David dijo "Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada y cubierto su pecado" (Salmos 32/1), la felicidad comienza justo en el momento que Dios con su sangre quitan esa mancha de tu corazón.

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