miércoles, 12 de noviembre de 2014

ENSÉÑAME A CONTAR

"Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, Que traigamos al corazón sabiduría"
(Salmos 90:12 RVR1960)

A fin de año todo mundo se apresta a hacer cuentas, las empresas hacen sus balances, cada negocio hace su inventario y aun las personas hacemos como un recuento de nuestro año, para saber que cosas nos quedan pendientes, analizar los logros, y saber como van las cosas.
Parece que esta fue la motivación de Moises cuando escribió este Salmo, aunque no sabemos en que momento de su vida lo escribió, parece ser que fue un momento en el que Moisés hizo una raya para la suma en su vida, seguramente estaba en el desierto, ya habían pasado algunas décadas allí, apacentando las ovejas de su suegro, pero sentía que su vida no entraba en el propósito de Dios, tal vez sentía en su balance personal, que no había avanzado nada, que pasaba el tiempo y estaba donde mismo, entonces Moises reconoció la necesidad de traer a su corazón sabiduría, para crecer, para avanzar, y para realizar el llamado que tenía desde su juventud; y para  alcanzar esta sabiduría, le pide a Dios que le enseñe a contar sus días, en otras palabras, ser consciente del carácter pasajero de nuestras vidas.
Un hombre vive alrededor de 80 años, son algo así como 29.000 días, en realidad son pocos días, note que casi la mitad de cada uno de esos días la usamos en dormir, y otra gran parte en estudiar o trabajar, pero hay que sumar el tiempo de alimentarse, de recreación, compras, tramites, etc., etc., y restar los primeros años y aveces los últimos;  al final de la suma, el tiempo que tenemos para cumplir el verdadero propósito de nuestras vidas, que es servir al Señor, es poco, Moises quería aprender a contar sus días, es decir entender la urgencia de su llamado y del tiempo que tenía para cumplirlo.
Aprender a contar nuestros días es algo mas que saber cuantos días he vivido o cuantos me podrían quedar por vivir, y hoy vamos a reflexionar en esto.

Contar los días es entrar en el  propósito de Dios.
La vida carece de sentido hasta descubrir el propósito de Dios para nuestras vidas, Dios nos creo, nos formo y nos puso en esta tierra, con un propósito mucho mayor que vivir vidas piadosas y mucho más noble que satisfacer nuestras aspiraciones personales. De modo que el primer propósito de Dios para nuestras vidas es conocer al Señor, Pablo por ejemplo, había alcanzado muchos logros personales, pero cuando conoció al Señor dijo: "Así es, todo lo demás no vale nada cuando se le compara con el infinito valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por amor a él, he desechado todo lo demás y lo considero basura a fin de ganar a Cristo" (Filipenses 3/8), nuestro primer propósito al nacer en esta tierra es conocer a Jesus, y darle a él el primer lugar de nuestras vidas. 
Nuestro siguiente propósito es amar al Señor, la Biblia dice: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente" (Mateo 22/37). Luego de conocer a Jesus, es imposible no amarle, el amor al Señor le da sentido a todo lo que hacemos, incluso podemos hacer cosas buenas, obedeciendo la palabra del Señor, pero si la raíz no es el amor a Cristo, la Biblia dice que somos como un metal que resuena (1 Corintios 13), todo en esta tierra tiene el carácter de transitorio, todo un día dejara de existir, solo una cosa perdurara por la eternidad, el amor al Señor, La Biblia dice: "Se acabaran las profecías, cesarán las lenguas, y la ciencia se acabara, pero el amor nunca dejara de ser" (1 Corintios 13/8). Contar nuestros días es aprender a amar al Señor y amarle cada día mas.
Entrar en el propósito de Dios es también hacer su voluntad, cumplir nuestro llamado, todas las demás cosas son accesorias; importantes tal vez, pero accesorias; lindas muchas de ellas, pero accesorias. Jesus por ejemplo a los 33 años de vida dijo: "Consumado es" (Juan 19/30), había vivido de tal forma que a esa edad ya había terminado el propósito de su vida y podía partir en paz. El Apóstol Pablo vivió alrededor de 62 años, y los últimos días de su vida dijo "He peleado la buena batalla, he acabado la carrera" (2 Timoteo 4/7), en otras palabras, ya cumplí mi propósito en esta vida. El propósito de nuestra vida es servir al Señor, y hacerlo de tal forma que al final podamos decir "listo, esta hecho, voy a la eternidad con mi amado"

Contar los días es vivir con la conciencia del último día.
Siempre tendemos a pensar que tenemos toooda la vida por delante, David dijo: "El hombre como la hierba son sus días, como la flor del campo, así florece y se marchita" (Salmos 103/15). Lo primero que debemos entender es que contar nuestros días es comprender que no tenemos todo el tiempo del mundo para realizar el propósito de Dios en esta tierra.
Observe esto; el enemigo adormece nuestras conciencias, para no percibir la importancia del tiempo, nos llena de ocupaciones y compromisos, de modo que no sientas como pasan los días, y los años y muchos para cuando se dan cuenta, ya es tarde. 
Hace algún tiempo leí la historia de Steve Jobs, la mente brillante de Apple, el contaba que cada día revisaba su agenda y muchas veces cancelaba compromisos y actividades que el veía que lo desviaban de su propósito o simplemente, siendo importante, no eran urgentes; en ese instante pensé, si Jobs hace eso y su propósito es una empresa, cuanto más nosotros, si nuestro propósito es el Reino de Dios.
Aprender a contar nuestros días es vivir con la conciencia de que este puede ser el último día sobre esta tierra.

Contar los días es vivir diligentemente 
La Biblia dice: "Nunca dejen de ser diligentes; antes bien, sirvan al Señor con el fervor que da el Espíritu" (Romanos 12:11 NVI). Ser diligente es hacer las cosas oportunamente, es decir en el momento que debemos hacerlas, también es hacerlas cosas eficaz y eficientemente, somos eficaces cuando logramos nuestra meta, y somos eficientes cuando esa meta se logra en el menor tiempo posible, Jesus fue diligente, solo necesito tres años para realizar todo su ministerio y cumplir su meta. Esto solo lo podemos lograr en una dependencia directa del Espíritu Santo.
Ser diligente es redimir el tiempo, estableciendo prioridades, usted puede recuperar una inversión, puede recuperar un bien, pero un día usted no lo puede recuperar, nuestro único capital es hoy, no mas.
Finalmente ser diligente es vivir en consecuencia con esta verdad "tenemos solo unos pocos días para ganar a toda nuestra generación", la generación pasada ya no puede venir a esta generación y ganarla; y la generación futura tendrá que ganar su propia gente, hoy es nuestro día y hoy es nuestra oportunidad.

Que nuestra oración hoy sea "Señor, enséñame de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabidurías"

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