jueves, 20 de noviembre de 2014

SIEMPRE TE VI

"Cuando Jesús vio acercarse a Natanael, dijo: —Aquí viene un verdadero israelita, en quien no hay engaño. Natanael le preguntó: —¿Cómo es que me conoces? Jesús le respondió: —Te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera. Natanael le dijo: —Maestro, ¡tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel! Jesús le contestó: —¿Me crees solamente porque te he dicho que te vi debajo de la higuera? Pues vas a ver cosas más grandes que éstas"
(San Juan 1:47-50 DHH)

De seguro Jesus no quería adular a Natanael, ni tratar de ganar su favor con palabras amables; cuando el Señor vio a Natanael, sin duda vio todo su corazón, pero encontró un distintivo, algo que lo definía como persona y Jesus quiso reconocer esta virtud. la característica principal de Natanael era la integridad, él era un hombre sin engaño, hacia lo que decía, era transparente, había verdad en él, y al Señor le agrado eso, tanto que le hizo su discípulo.

Una primera reflexión es que en nuestros días nos es tan importante causar una buena impresión, nos interesa tanto lo que la gente piensa de nosotros, pero ¿que ve el Señor cuando nos mira? Porque esto si debiera preocuparnos, y al mirarnos ¿cual es la palabra que nos define delante de él?, la Biblia dice en 1ra. Corintios 13/12 "... conoceremos como fuimos conocidos". Esto de verdad es relevante, porque hay un punto de inflexión en la vida de un hombre cuando conoce esta verdad, Natanael por ejemplo, al entender como Dios lo veía pudo rendir su vida al Señor, también le paso a Jacob cuando luchó con el Ángel, más que ver a Dios se vio a si mismo, y a Isaias cuando tuvo la visión del trono de Dios, estaba justo frente al Señor y dijo "Ay de mi". Una primera verdad aquí es esta: cuando tenemos un encuentro real con el Señor, podemos vernos como él nos ve y esto siempre nos lleva a rendir nuestras vidas al Señor.

La pregunta de Natanael fue: "¿cómo es que me conoces?"; su asombro era justificado, jamás había visto a Jesus, pero en solo una mirada sintió que Jesus lo conocía de toda la vida. David dijo "No me puedo esconder de tu presencia" (Salmos 139/7), no es posible esconder nada de nuestras vidas al Señor, una mirada de él y descubre todo nuestro corazón, entonces caen los argumentos, las excusas, absolutamente todo, esa mirada de Dios es tan profunda que revela hasta los pensamientos y la intención del corazón, Dios nos conoce muy bien, lo interesante es que aun así nos ama y sus ojos nos buscan constantemente.

"te vi cuando estabas en la Higuera". No hay detalle de esta escena, pero les diré como lo imagino:  Natanael iba hacia otra ciudad caminando, como lo hacían en esos tiempos, y el calor del medio día era abrazador, entonces encontró una higuera cerca del camino y decidió refugiarse en esa sombra, se acomodó, descansó un rato y en la soledad de esa higuera se sintió seguro para hacer una oración al padre, probablemente dijo: "Señor, tu que estas en todo lugar, se que también estás aquí en este solitario y apartado lugar, y el deseo de toda mi vida ha sido conocerte, yo quiero verte Señor como tu me ves". Luego, cuando Jesus le dijo que lo había visto en la Higuera, él supo inmediatamente que era el señor, porque la Biblia dice "Los ojos del Señor están sobre los justos y sus oídos escuchan su clamor" (Salmos 34/15).
¿Has estado bajo la Higuera? creyendo que luchas solo, que nadie ve lo que pasa contigo, etc, pues los ojos del Señor están sobre ti, jamás apartó su mirada de tu vida.

"Veras cosas mas grandes". Esto es impresionante, porque al comienzo Natanael estaba muy escéptico, cuando Felipe lo invito a conocer a Jesus, él no quería ir, pero solo bastó una breve charla con Jesus para que reconociera el Señorío de Cristo, y luego que se hubo rendido completamente al Señor, Jesus le suelta una palabra profética: "Verás cosas mayores", alguien podría pensar "claro ... eso se los dice a todos", pero quienes lo creen lo verán, y hoy nos lo dice a nosotros. La palabra del Señor dice "Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, no han subido en corazón de hombre, son las que el padre tiene reservado para quienes le aman" (1 Corintios 2/9). Y hoy nos conviene asirnos de esa palabra, creerla y confesarla, porque para eso nos llamó Dios.

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