lunes, 10 de noviembre de 2014

VIVIR EN EL ESPÍRITU

"Por eso les digo: dejen que el Espíritu Santo los guíe en la vida. Entonces no se dejarán llevar por los impulsos de la naturaleza pecaminosa"
(Gálatas 5:16 NTV)

Se que se escucha como raro, o medio místico, pero vivir en el Espíritu no es nada de eso, es el deseo del corazón de Dios para sus hijos, y hoy necesitamos entenderlo para poder aplicarlo correctamente en nuestras vidas, porque el enemigo ha distorsionado este concepto en el consiente colectivo del mundo cristiano, y nos ha hecho creer primero que es algo inalcanzable, reservado solo para unos cuantos iluminados, gente súper especial, superdotados espirituales, y que jamás llegaremos a ese nivel; o también llevarnos al extremo y reprender el espíritu de la mantequilla antes de echársela a la tostada, o sea  vivir espiritualizando todo, con un lenguaje diferente, lo que también nos vale el rechazo de la gente; y para otros vivir en el Espíritu es sinónimo de vidas emocionalistas, guiadas por el "sentir" del momento, sujetos al constante peligro del vaivén de las emociones.

Vivir en el Espíritu es mas sencillo que todo esto y requiere primero nacer en el Espíritu, pues nadie puede vivir una vida para la cual no ha nacido. Cuando nacimos físicamente, nuestra vida espiritual nació junto a nosotros, pero nació muerta, por eso el Señor Jesus le dijo al maestro Nicodemo que para entrar en el Reino de Dios tenía que nacer de nuevo. Nacer en el Espíritu, es recibir a Cristo en tu vida a través de un genuino arrepentimiento, y esto implica una renuncia a nuestra antigua manera de vivir y la firme determinación de seguir a Cristo y su palabra.

Dios nos hizo tridimensionales; cuerpo, alma y espíritu, pero para nosotros tomó mas valor lo físico o material, porque nuestra naturaleza humana está sujeta a todas las leyes de la materia y nuestra primera conciencia es al mundo tangible o material, por tanto creemos que la vida es todo lo que vemos. Sin embargo cuando nacemos al Espíritu, se activa una nueva naturaleza, mucho mayor que la natural, de echo es eterna y es la naturaleza espiritual, desde allí podemos tener comunión con Dios, y nuestra carne siente que pierde terreno frente a ella y comienza una lucha contra nuestro espíritu por el gobierno de nuestra vida. Vivir en el espíritu es entonces apagar el switsh de la carne, entender que ella tiene otros intereses, desea divertirse, anhela comodidad, busca el placer, etc., luego de nacer en el Espíritu necesitamos morir a la carne y hacer morir sus deseos e intenciones constantemente.

Luego de nacer espiritualmente y hacer morir nuestra naturaleza carnal, para vivir en el Espíritu necesitamos alimentar nuestra naturaleza espiritual, esto se consigue a través de una vida comprometida con Dios, buscándole en oración, dándole un lugar muy importante a su palabra, escuchando su consejo cada día, vivir en sujeción a nuestras autoridades espirituales, ser parte del cuerpo de Cristo, teniendo disciplinas espirituales, es decir entendiendo que solo pondremos vivir en el Espíritu si alimentamos mas nuestro espíritu que nuestra carne.

Vivir en el Espíritu es también nacer al mundo de la fe, esto es una forma totalmente opuesta a como aprendimos a vivir, antiguamente vivimos por vista, y estábamos sujetos a leyes naturales que limitaban nuestra vida, nuestra antigua manera de vivir era presa de las circunstancias, pues dependía de ellas, pero el mundo de la fe nos eleva a un sin número de posibilidades, tan amplias como el poder mismo de Dios. Vivir por fe es vivir creyendo lo que Dios dice, sin mirar lo que las circunstancias dicen, y mantenerse firme en esa palabra de Dios. Para vivir por fe necesitamos anclar nuestra mente y corazón a la palabra de Dios, hacer de ella nuestro pan de cada día, estudiarla, meditarla y vivirla. La fe viene solo a través de la palabra de Dios.

Habrá notado que cada vez que dijimos "Vivir en el Espíritu", la palabra Espíritu está con mayúscula; es porque se refiere al Espíritu Santo, pues es Él quien nos guía a toda verdad y a toda justicia, es el Espíritu Santo que nos llevó a los pies de Jesus, el que nos enseña por donde debemos andar, el que también nos revela su palabra, de modo que la entendamos y se haga vida en nosotros, el que nos consuela cada vez que lo necesitamos; es el Espíritu Santo el que nos llena de su hermosa presencia, nos capacita para hacer la obra del Señor y nos fortalece en medio de la dificultad. 
El Señor Jesus le dijo a sus discípulos "Les conviene que me vaya, porque vendrá otro consolador, el Espíritu de verdad" (Juan 16/7), el Espíritu Santo no solo esta junto a nosotros, Él está dentro de nosotros y su trabajo es guiarnos, vivir en el Espíritu es ser sensibles a su voz y dejarnos enseñar por el; porque el Espíritu Santo reproducirá la vida de Cristo en nosotros, su amor y pasión, su unción y visión. Nos conviene vivir en el Espíritu, porque es Él el que hace la obra y eso te libera y trae descanso.

Vivir en el Espíritu no es algo religioso o místico, es mas bien algo practico, y es nuestra garantía de éxito en todo cuanto emprendamos, hoy el llamado de Dios es a desprendernos completamente de la antigua manera de vivir y lanzarnos a la vida del Espíritu.

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