martes, 18 de noviembre de 2014

UVAS O VINO

"Así ha dicho Jehová: Como si alguno hallase mosto (vino) en un racimo, y dijese: No lo desperdicies, porque bendición hay en él; así haré yo por mis siervos, que no lo destruiré todo"
(Isaías 65:8 RVR1960)

El negocio de la familia de mi mamá era el vino, ellos tenían viñedos y grandes toneles donde preparaban el vino, en una oportunidad cuando era niño, vi parte del proceso; como machacaban las uvas y luego guardaban el jugo en las pipas y cada día median la fermentación, al tercer día el jugo estaba muy rico.
El texto de Isaias dice: "Como si alguno hallase vino en un racimo"; es muy difícil que encuentres vino en un racimo de uvas, porque aunque el vino se hace de las uvas, necesitan un proceso. David escribió en el Salmos 104/15 "El vino alegra el corazón"; las uvas no alegran el corazón, el vino alegra el corazón, pero para que esas uvas puedan transformase en vino y alegrar a la gente deben pasar por un proceso muy duro, deben ser machacadas, no existe otra forma de alegrar el corazón.

Usted y yo somos esas uvas, y tenemos la misión de alegrar el corazón de la gente, no entretenerles, sino quitar la aflicción, el dolor que provoca vivir lejos de Dios, pero tenemos una sola forma de hacerlo y es transformándonos de uvas a vino, y esto significa ser machacados, hoy reflexionemos en esto.

Ser machacados es ser quebrantados
Cuando machacas la uva la rompes, eso significa quebrantar; romper. Dios necesita romper nuestra cascara, como un grano de semilla debe ser roto para que la vida que contiene pueda salir y producir fruto. El quebrantamiento es cuando nuestro "yo" es despojado de su trono y nuestra voluntad es rendida completamente a los pies de Jesus, en el papel suena bien, pero cuando lo vives el corazón se constriñe. Un hombre que fue quebrantado escribió acerca de ese proceso: "fueron mis lagrimas mi pan de día y de noche" (Salmos 42/3), en el proceso de quebranto del rey David, derramaba su corazón día y noche, alguien dijo alguna vez; "solo puedes ver a Dios con los ojos llenos de lagrimas"; y el Señor Jesus dijo que eran bienaventurados los que lloran. Hay dicha en el quebrantamiento, porque aunque te lleva derramar tu corazón, permite que el Señor pueda ser visto en nuestras vidas.

No solo una crisis provoca un quebrantamiento, en ocasiones solo basta oír la voz del Señor, un tierno toque de Dios y nuestro corazón cae rendido ante él, así le pasó a Pedro, cuando negó al Señor y luego se encuentra con la mirada dulce del Señor y lloró amargamente durante tres días.
El quebrantamiento no es una opción, es la única manera de romper nuestro orgullo y presentarle al Señor un corazón humilde, y esto  es lo único que garantiza que la presencia de Dios permanezca en nuestras vidas.
El quebrantamiento puede tener dos orígenes; puede ser de nuestra iniciativa, es decir decidir quebrantarnos, o puede ser provocado por Dios; el Señor Jesus dijo: "Y el que cayere sobre esta piedra, será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará" (Mateo 21/44), obviamente la primera opción es la mejor.
El quebrantamiento transforma las uvas en vino, entonces un mundo tremendamente necesitado y sediento te puede beber y alegraras sus vidas. H no solo las de ellos, también Dios podrá beberte y alegraras el corazón de Dios.
¿Estás listo para transformar las uvas en vino?

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