viernes, 19 de septiembre de 2014

EL MEJOR MAESTRO

"Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol del que yo te mandé no comieses?" 
(Génesis 3:11 RVR1960).

Mi papá y mi mamá cocinaban exquisito, pero lo hacían muy diferente porque eran de escuelas distintas, mi mamá aprendió a cocinar de la tradición, observando en su familia, con recetas antiguas y mi papá fue formado en una escuela de cocina. A veces cuando llegábamos a casa y no habíamos visto quien cocinó, sólo bastaba probarlo para saber quien era el cocinero ese día.
Un maestro deja una huella en su discípulo, es impresionante que aveces sólo observando al discípulo es posible saber quién fue su maestro.

Creo que esto fue lo que le paso al Señor cuando vio a Adán ese día, vio que estaba cubierto con hojas de higuera, pero también vio su corazón e inmediatamente identificó su maestro. 
El Señor vio maldad en su carácter, engaño pues trataba de esconder su real condición, temores, egoísmos, etc y supo quien era su maestro, Satanás.

Dios nos creo con la necesidad de ser guiados con dos oídos para escuchar muy bien las instrucciones, y la verdad es que para nuestro corazón sólo existen dos maestros posibles; Dios o el enemigo, no más.

Cuando Adán eligió un nuevo maestro y guía, afecto con eso a toda la humanidad, pues heredamos muchas actitudes de ese maestro, sin embargo el maestro de los maestros, Jesús, vino para romper esto, por eso les llamaba discípulos, porque el quería ser su nuevo maestro, por eso les decía "sígueme", porque debían dejar de seguir las enseñanzas antiguas y comenzar a aprender de su nuevo maestro, y escucharlo a el, por esto les dijo "Mis ovejas oyen mi voz y me conocen" (Juan 10/27).

Jesús dijo: "pero el Defensor, el Espíritu Santo que el Padre va a enviar en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo lo que yo les he dicho" (San Juan 14:26 DHH), el Espíritu Santo quiere ser nuestro maestro, quiere formar nuestro carácter y enseñarnos a vivir y guiarnos en cada decisión. Hoy tenemos que aceptarlo como el único maestro de nuestra vida, y oír su voz a través de su palabra, de nuestro líder y de cada tiempo de oración. 
Te aseguro que él será el mejor maestro que puedas tener.

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