viernes, 12 de septiembre de 2014

UN ÁRBOL RECIÉN PLANTADO

»Si a un árbol se le derriba, queda al menos la esperanza de que retoñe y de que no se marchiten sus renuevos. Tal vez sus raíces envejezcan en la tierra y su tronco muera en su terreno, pero al sentir el agua, florecerá; echará ramas como árbol recién plantado"
(Job 14:7-9 NVI)

Job compara su vida con un árbol, sin embargo no es ese árbol frondoso, lleno de fruto y plantado junto a las corrientes de las aguas de que habla David en su Salmo primero, Job se ve como un árbol derribado y seco, y tal vez al observar su vida pueda ser una justa comparación, Job estaba arruinado, había perdido su familia, la enfermedad lo aquejaba, ya no tenía fuerzas y había perdido su riqueza, pero aún así mantiene la esperanza de que vuelvan a brotar sus renuevos, y esto es realmente importante, porque habla de que aún no se había rendido, su fe no se había apagado completamente, tenía la esperanza de volver a levantarse y así fue como ocurrió.
Tal vez muchos hoy se sientan así, en el suelo, derribados y con una visión de sí mismos muy oscuras, pero aún no está todo dicho, aún se esta escribiendo tu historia, y aún hay esperanza.
Observemos algunos detalles de la oración de Job que nos ayudarán a levantarnos.

"Se le derriba"
Creo que hasta este momento Job ve en todo lo que le ocurría como la mano del destino, "se le derriba" habla de la acción de terceros, el ve que en su situación no tiene participación o responsabilidad.
Pienso que muchas veces ese es el problema, es tan difícil reconocer nuestras culpas, es tan doloroso entender que la difícil o dura situación que vivamos sea por malas decisiones o por actos de pecado, es más sencillo atribuirlas al destino, a la suerte o a la vida que me tocó llevar.
Finalmente Job fue levantado y todo lo que perdió fue restituido, pero no sin antes reconocer sus faltas, no sin arrepentirse de ellas asumiendo su responsabilidad ante Dios. Este es el único punto de partida para quienes hemos estado en el suelo, créame que Dios no quiere dejarle derribado, pero el primer paso: "reconocer nuestro corazón delante de Dios" es nuestro.

"Raíces viejas y Tronco muerto"
Las raíces viejas hablan de aquello que daba soporte a su vida, sus raíces eran sus creencias o su fe, Job era un hombre espiritual, muy religioso, aún Dios mismo da testimonió de el. A veces nuestra fe puede ser genuina, nuestra devoción y consagración pueden ser muy especiales para Dios, pero se van envejeciendo con el tiempo, cuando se vuelve rutinaria, cuando nos conformamos con lo que Dios nos dio y no buscamos más de él o cuando sólo vivimos de recuerdos de lo que un día Dios hizo en nuestras vidas. Job estaba tan acostumbrado a sus "rituales" con Dios, que permitió que su relación con él envejeciera, note que las raíces viejas también derriban árboles.
Los troncos muertos representan nuestro servicio a Dios, el cumplir el llamado para dar ese fruto abundante para Dios. Se puede secar tu llamado cuando las raíces se envejecen, pero también cuando dejas de servir.

"Con el agua florecerá"
Job dijo que  aunque su árbol este derribado, aunque sus raíces estén viejas, y su tronco seco, cuando sienta el agua florecerá, brotarán sus renuevos y volverá a vivir y levantarse.
Esa agua representa el Espíritu de Dios, que trae vida, que restaura todas las cosas, que vuelve a hacer verde, frondoso y fructífero un árbol derribado y muerto. Sólo el Espíritu de Dios puede dar vida.

Si Job interpreta algo de lo que sientes, debes saber que el camino a la restauración es sencillo, reconocer con sinceridad tu corazón delante de Dios y arrepentirte, luego abandonar esa fe envejecida, rompe tu rutina con Dios y comienza a vivir cada día una aventura con el, y luego consagra tu vida a su servicio, rindele tus días, entonces el agua de su Espíritu inundara tu vida y verás crecer renuevos y serás como un árbol recién plantado.

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