miércoles, 3 de septiembre de 2014

HACIA LA CONQUISTA

"Todo lugar que pisare la planta de vuestro pie será vuestro; desde el desierto hasta el Líbano, desde el río Éufrates hasta el mar occidental será vuestro territorio"
(Deuteronomio 11:24 RVR1960)

En estricto rigor, esta es una promesa a los judíos y en el tiempo en que fue escrita, es decir cuando Israel tomó posesión de la tierra de Canaan, sin embargo creo que  hoy puede ayudarnos a entender ciertos principios importantes para la conquista de nuestras metas.
Veamos algunos de ellos.

El sentido de pertenencia.
Antes de que Israel entrará a la tierra prometida, era importante que sintieran que esa tierra era de ellos, para que cuando llegarán a ese lugar y vieran que la tierra esta ocupada por otros pueblos, no se desanimen, sino que sientan el deber de expulsarlos de allí, porque sabían que era de ellos.
Así también es importante que sintamos ese sentido de pertenencia sobre aquello que vamos a conquistar. Jesús compró con su sangre todo aquello que necesitemos: salud, familia, finanzas, ministerio, desafíos de fe, todo, y si vemos resistencia no nos desanimemos, pues nos pertenece, Dios nos lo dio.

Tomar posesión.
Aunque dijimos que esta era una promesa con nombre y apellido, el pisar un lugar tiene un efecto espiritual, habla de una marca sobre ese lugar, es tomar posesión y establecer autoridad, el señorío sobre algo o algún lugar.
No basta  con saber que el lugar (o lo que sea) es mío, pues el "ladrón", siempre querrá ocupar lo que nos pertenece. Tomar posesión me habla de una actitud pro activa, desafiante, con determinación, no dispuesta a ceder terreno, sino que  una postura de avanzada y conquista.

Desafiar nuestra fe.
Es interesante que dice "lo que pisare", es decir donde tu fe te lleve. Es tan fácil conformarse y sentir que lo logramos, aunque nuestra conquista haya sido pequeña aún, pero este principio me habla se seguir conquistando, de ver nuevas metas, y de desafiar nuestra fe constantemente. 
La tribu de Rubén, de Gad y la mitad de Manases se asentaron al lado oriental del Jordán, si bien hicieron un trato de ayudar a sus hermanos en la guerra, se sintieron conformes con esa conquista.
Hoy Dios nos debe llevar a ver más allá, a contemplar todo el amplio terreno que hay por conquistar.

Sentir que es mi causa.
Dios les dijo: "Será vuestro", desde el punto de vista de la motivación, de la fuerza y la entrega, es distinto pelear por algo que es de otro, que por algo propio. Ellos debían sentir que era su causa, no sólo eran enviados, no era la causa de Moisés o luego Josué, sino que era su causa.
A veces ganamos o conquistamos creyendo que es para la iglesia o para Dios, pero debemos entender que él ganar es una deuda personal con Dios, entender que es  el propósito de Dios en nuestras vidas y se debe hacer carne en nuestro corazón, y que cada conquista tiene galardón personal. Es tu causa ¡¡¡

Pelear por nuestras conquistas.
Esta bien pedirle a Dios, es más, Dios nos dice que le pidamos sin temor, porque el nos dará conforme a sus riquezas en gloria (Filipenses 4/19), pero no nos quedemos quietos esperando la respuesta, también debemos "pelear" por aquello que anhelamos conquistar, entrar en la tierra, enfrentar al enemigo y tomar la victoria. Dios nos ha dado armas infalibles para pelear, su sangre, su palabra, el nombre de Cristo, la armadura espiritual, el poder de la oración, etc. Usemoslas  y peleemos.

Conquistar con una palabra de Dios.
Hace algunos años vi en televisión la entrevista que le hicieron a un soldado israelí que estaba en combate contra los palestinos, y dijo: "Cualquiera que lea la Biblia sabrá que esta tierra es nuestra porque Dios nos la dio y es la única tierra en todo el mundo que es nuestra por una palabra de Dios".
Cuando hay una palabra de Dios sentirás que la victoria es tuya, que Dios está en el asunto, que aunque tardare la promesa, se cumplirá, porque fiel es el que prometió y no fallará.
Pidamos una palabra para nuestra familia, pidamos una palabra para cada conquista y veamos la diferencia.

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