miércoles, 10 de septiembre de 2014

... TU VERDAD

"Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad"
(S.Juan 17:17 RVR1960)

¿Le entregaron alguna vez un billete falso?. Hace un tiempo me contaba una persona que trabaja en un banco, que a los ejecutivos y cajeros los adiestran para reconocer los billetes falsos, y la forma que tienen de hacerlo es enseñándoles detalladamente los billetes verdaderos, los conocen tan bien, que apenas ven un billete falso, lo reconocen inmediatamente,
Lo verdadero expone lo falso, pero si no se conoce lo verdadero, tanto lo falso como lo genuino serán iguales.

Parte de la oración que Jesús hizo por sus discípulos fue esta "Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad", Jesús quería que ellos fueran santificados, es decir hechos santos, creo que la imagen que siguiere esto en la mayoría de nosotros es de personas sin faltas ni errores, personas sin pecado o perfectas, pero no es así; la palabra "santo" en el texto original significa "puesto aparte" o separado y muchos a través del tiempo entendieron esta separación como apartarse de la gente, de los pecadores, pero es justamente lo contrario lo que quiere el Señor de nosotros, él quiere que seamos luz y nos metamos a brillar en las tinieblas. De modo que la santificación o separación no es externa, sino interna.

Podríamos decir entonces que la oración de Jesús fue más o menos así: "Padre, te pido que ellos puedan poner a parte o separar dentro de sus corazones lo que es falso y dañino, aquello que les estorba e impide tu propósito en ellos, de lo que es genuino y verdadero, es decir aquello que les levanta y edifica". 
Esta dualidad muchas veces convive dentro de  nosotros sin darnos cuenta, pero ¿cómo santificar nuestro corazón?, o dicho de otra manera, ¿como poner aparté lo que no es incorrecto, y quitar lo que estorba o como identificarlo?, la respuesta está en esta oración del Señor: con la verdad, por eso específica "Santifícalos en tu verdad, tu palabra es verdad"; sólo puedes separar lo genuino de lo falso con la verdad, y la única verdad es la voz de Dios, su palabra y no hay más. La Biblia dice "Sea Dios veraz y todo hombre mentiroso" (Romanos 3/4), la verdad es una persona; Dios, no una idea o postulado, de modo que donde esta Dios y su palabra habrá verdad y donde están nuestras ideas, nuestros "yo creo", no lo habrá.

Jesús quiere nuestra santificación y esto ocurre cuando la palabra de Dios expone nuestras "imitaciones de verdad" en lo profundo de nuestro corazón, esa palabra será como una luz que deja ver todo lo que sobra, por eso David decía "Tu palabra es lámpara a mis pies" (Salmos 119/105), o "Ahora puedo ver claramente por donde he andado" (paráfrasis). Esta santificación es indispensable para que Dios realice la plenitud de su propósito en nosotros y es progresiva, en la medida que volvemos nuestro corazón a su palabra y dejamos que ella nos confronte, pero no termina ahí, luego de ser confrontados con ella, debe venir el momento de tomar decisiones, que son: sacar lo falso. La palabra sólo te revela lo que no es verdadero, pero nosotros decidimos quitarlo o no.
la Biblia dice "La senda del justo es como la luz de la Aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto" (Proverbios 4/18). Nuestra luz irá en aumento, porque Dios es luz (1 Juan 1/5), es decir en la medida que nos adentramos en la santificación iremos siendo más como nuestro amado Dios, luz y verdad.

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