sábado, 25 de octubre de 2014

DEPENDIENDO DE DIOS

"Entonces David consultó a Dios, diciendo: ¿Subiré contra los filisteos? ¿Los entregarás en mi mano? Y Jehová le dijo: Sube, porque yo los entregaré en tus manos."
(1 Crónicas 14:10 RVR1960)

¿Que hago?, cuantas veces hemos estado en situaciones en las que no sabemos que hacer, en las que tenemos muchas alternativas y lo que es peor, varias de ellas parecen buenas, esos momentos son cruciales, pues es allí donde le decimos a Dios que tan importante es para nosotros, y también es allí donde se definen partes de nuestro destino, Dios respetará  nuestro poder de decidir, él mismo nos lo dio, pero espera que nosotros se lo ofrezcamos a él y aprendamos a depender de él.

David había adquirido cierta destreza militar, había enfrentado gigantes y formado un ejercito de valientes, también había enfrentado varias veces a los filisteos, y en todas había salido vencedor, de modo que pudo sentir que podía hacerlo una vez mas, pudo ser tentado a tomar su propia decisión, a confiar en si mismo y depender se sus propias fuerzas, pero en lugar de eso, fue a la presencia del Señor, quiso oír la voz de Dios, y saber que opinaba, no estaba dispuesto a dar un paso en falso, para David oír la instrucción del Señor era garantía de victoria.

Depender de Dios exige renunciar a nuestros sentidos. Es sencillo depender de Dios, aunque  todos tenemos un consejero interior que intenta guiarnos en las diversas situaciones de la vida, el problema es que la mayoría de las veces no sintoniza con el deseo de Dios, escuchar la voz de Dios y mas aun, depender de él, es fundamental en nuestras vidas, tal vez es la lección que Dios siempre intenta enseñarnos, depender de Dios requiere primero aprender a silenciar nuestra propia voz e ideas. 
Saúl, el primer rey de Israel no aprobó esta lección, cuando estuvo frente a sus enemigos y debió cumplir la instrucción del Señor, tuvo una buena idea, hacer el holocausto y destruir a los enemigos del Señor, suena sensato, pero no era lo que Dios le había dicho, Dios le acusó de "actuar locamente" (1 Samuel 13/13), y si lo pensamos bien, hay mucha locura en depender de nuestras fuerzas  y no de Dios, hay locura en escuchar a otros consejeros y no a Dios. 

Depender de Dios requiere humildad. David reveló su carácter humilde al decirle al Señor "Dime que hacer", el era rey, se supone que si sabia que hacer, eso se espera de un rey, pero el no tuvo temor de mostrar al pueblo un rey que no sabia que hacer, un rey que necesitaba vez tras vez ir a la presencia de Dios a buscar consejo y dirección.
Cuando Satanas tentó a Jesus le dijo así "Si eres hijo de Dios" (Mateo 4/3), el enemigo le indujo a pensar "Tu eres Dios, tienes el poder de decidir, jamás la decisión del Señor será incorrecta, tu sabes lo que tienes que hacer"; y de la misma manera lo hace con nosotros hoy en día, nos induce a pensar que nuestra idea es razonable, que podemos decidir correctamente, que tenemos cierto nivel espiritual y que esa decisión no nos apartará de Dios, pero todo lo que el enemigo busca es que te sueltes de Dios, que dependas de ti mismo. Jesus le respondió "No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios", en otras palabras, "el pan que sustenta a los hombres, solo sostiene tu cuerpo, pero la palabra de Dios, la voz de Dios sostiene toda su vida, y yo elegí entregarle mi voluntad y deseo, por tanto oiré su voz".
El Señor Jesus nos enseño esa humildad al resistir depender de el mismo, aun pudiendo hacerlo, pero eligió depender del padre.

No importa que estemos viviendo hoy, el desafío siempre será depender de Dios y confiar en el, al igual que David, no demos el paso siguiente si el Señor no esta en el asunto, no confiemos en nuestros sentidos, ni capacidades, y ofrendemosle a Dios un corazón humilde al vivir dependientes de su palabra.

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