miércoles, 22 de octubre de 2014

LA PERSPECTIVA DE DIOS

"Pero aborrecieron la tierra deseable; No creyeron a su palabra, Antes murmuraron en sus tiendas, Y no oyeron la voz de Jehová"
(Salmos 106:24-25 RVR1960)

A menudo tenemos una opinión de cada situación, nos explicamos muchas cosas desde nuestra particular forma de ser y generalmente dista mucho de como Dios ve esa situación. Hoy debemos entender que la única forma de ver resultados positivos en cualquier área de nuestras vidas es haciendo los cambios correctos, y la única forma de hacer los cambios correctos es tener un análisis correcto, y el único análisis correcto es la perspectiva de Dios.
Este salmo es como un resumen de todo el éxodo y de las razones que llevaron a Israel a demorar tanto tiempo en entrar en la tierra prometida, refleja la perspectiva de Dios de la situación, y entenderlo y aplicarlo en nuestras vidas puede llevarnos a conquistar y avanzar en el propósito de Dios.

Lo primero que Dios vio fue que la raíz del problema era que Israel "aborrecía" la tierra que Dios quería darles. Aborrecer es tener rechazo o desprecio por algo, pero ¿como Israel podía aborrecer una tierra que fluye leche y miel?, en realidad en lo superficial, ellos si querían esa tierra, pero la mirada de Dios descubrió lo íntimo de sus corazones, ellos aborrecían la tierra porque era un constante desafío  a su fe, les hacia dejar de depender de ellos mismos y confiar en Dios en todo, aborrecían la tierra  porque implicaba pelear con sus enemigos, muchas veces mas grandes y fuertes que ellos, aborrecían la tierra porque no se sentían preparados para conquistarla, tenían un concepto tan destruido de si mismos, que no podían ver mas que sus propias  limitaciones, aborrecían la tierra porque aun tenían añoranzas del pasado, recordaban el pescado y las cebollas y no querían soltar ese pasado de esclavitud; aborrecían la tierra porque amaban su comodidad y caminar en el desierto rumbo a la conquista era mas exigencia que hacer adobes en el barro.
La pregunta para nosotros hoy es ¿hemos amado la tierra prometida?. Este es un principio: jamás podremos conquistar algo que no amemos.

En el análisis de Dios hecho por la mano de David, Dios llama a Canaan o la tierra prometida: "tierra deseable", y con esto Dios amplió el concepto, ya no estaba hablando únicamente del territorio en sí, estaba hablando de la "visión que tenía para ellos". En la lógica humana Dios quería sacarles de la esclavitud y llevarles a una tierra prospera, pero la visión de Dios era meterles en la "tierra deseable", y esto es transformarse en una nación influyente, porque el área que iban a ocupar es la más importante del Medio Oriente hasta el día de hoy, Esa tierra deseable era vivir en tiempos de permanente conquista, ser una nación de avanzada, con desafíos cada vez mayores, la visión era ser una nación plataforma, desde donde Dios pudiera darse a conocer a las naciones, la tierra deseable era hacer de ellos un pueblo que exporten fe a todos los rincones del mundo; Dios no solo tenía un terreno para ellos, tenía una visión, esa tierra era solo la excusa para hacerles vivir en el centro de su voluntad, para que entiendan y amen la visión que Dios tenía para ellos.
Podemos querer una determinada respuesta de Dios, pero si no entendemos como se enmarca en la visión de Dios para nuestras vidas, entonces no amamos la visión, amamos la respuesta de Dios. Israel aborreció la visión y Dios no les permitió entrar en la tierra. La pregunta es ¿amamos la visión de Dios?

Y lo tercero (por lo menos por hoy), fue que Israel "No creyó a su palabra", la Biblia dice en Hebreos 3/19 "Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad", la incredulidad no es tan simple como suena, la incredulidad realmente ofende a Dios, herimos profundamente el corazón de Dios cuando no creemos en él, o ¿usted qué siente cuando alguien no le cree?, la incredulidad le dice a Dios que el no es tan grande como dice, que no puede darte la respuesta que necesitas, la incredulidad te enaltece a ti y empequeñece a Dios, porque nos pone en la posición de juzgar sus capacidades, la incredulidad hace que muestres a la gente un Dios pobre, que no tiene el control, ni sabe lo que hace, un Dios cruel que permite el sufrimiento, un Dios que esta improvisando. La incredulidad trae la cobardía a nuestras vidas, porque nos paraliza e impide que enfrentemos situaciones, la incredulidad siempre produce rebeldía en el corazón, porque finalmente terminas obedeciendo tus propios  pensamientos y no la voz de Dios. Pero lo peor de todo esto es que la incredulidad desata la ira de Dios, el juicio de Dios viene por causa de la incredulidad, así le ocurrió a toda esa generación, murieron en el desierto.
La pregunta para nosotros hoy es ¿le hemos creído a Dios realmente?, o tal vez también hemos herido su corazón. Hay un versículo que me conforta al pensar que no le he creído a Dios, Romanos 3/3-4 "¿Su incredulidad habrá hecho nula la fidelidad de Dios?, de ninguna manera". Que tremendo es el corazón de Dios, que nuestra incredulidad no anula su fidelidad.
Solo el arrepentimiento puede sanar el corazón de Dios herido por la incredulidad.

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