jueves, 23 de octubre de 2014

EL SECRETO MAS GRANDE

"Y Eliseo dijo: Vive Jehová de los ejércitos, en cuya presencia estoy, que si no tuviese respeto al rostro de Josafat rey de Judá, no te mirara a ti, ni te viera"
(2 Reyes 3:14 RVR1960)

Un famoso presidente fue consultado acerca del secreto de su éxito, y su respuesta fue: "Tuve el hábito de rodearme de personas mas importantes y exitosas que yo", que impresionante lo determinante  que es con quien estés.
Elías fue llamado el profeta de fuego, y creo que este apelativo no solo fue por su carácter impetuoso y desafiante, o porque hizo descender fuego del cielo, o porque mato con su espada a cuatrocientos cincuenta profetas de Baal, el fuego de Elías vino de haber descubierto el secreto más importante del mundo, aprendió a vivir en la presencia de Dios, aunque aparentemente tuvo una vida solitaria, se rodeó de la persona mas importante e influyente; el Señor, ese fue el secreto de su éxito.

Entrando en su presencia
Para muchos la presencia de Dios equivale a sentir alguna emoción especial y evalúan un tiempo con Dios por lo que experimentaron en sus emociones, y lo cierto es que muchas veces nuestro corazón se enternece ante el abrazo del Señor, pero puedes experimentar la presencia de Dios aun si tus emociones no se mueven, fue lo que le enseñó  Dios a Moisés, cuando le reveló que su presencia estaba en ese silbido apacible.
Dicho esto, es necesario entender que entrar a la presencia de Dios requiere por ejemplo esfuerzo, por eso Dios le ordenó a muchos hombres de la Biblia subir un monte cuando querían estar con Dios, esto refleja el trabajo que implica buscar a Dios, y en el mundo de lo inmediato algunos se rinden al apenas intentarlo.
Para entrar en la presencia de Dios se necesita tener sed de Dios, David dijo: "Te buscaré con afán, mi alma tiene sed de Dios" (Salmos 63/1), la sed es un deseo muy fuerte del corazón por estar con Dios, puedes tal vez no usar las palabras correctas, pero Dios identificará de inmediato tu sed y te cubrirá con su presencia.
Para entrar en la presencia de Dios necesitas verdad, la Biblia dice en el Salmos 145/18 "Cercano esta Jehova a los que lo invocan, a los que lo invocan de veras", esto quiere decir que debemos ser sinceros con Dios, abrirle completamente el corazón, cuando hay cosas que no han sido confesadas al Señor sentirás que tu oración choca con el techo.
Para entrar en la presencia de Dios necesitas estar en paz con todos, Jesus dijo "Cuando presentes tu ofrenda en el altar y recuerdes que tienes algo con tu hermano, deja tu ofrenda y ve y reconcíliate primero con tu hermano y luego ven y presenta tu ofrenda" (Mateo 5/23-24), nunca podrás disfrutar la presencia del Señor si tienes enemistades o rencores, pues Dios es Dios de reconciliación.

Viviendo en su presencia
Ahora que sabemos como entrar en su presencia, debemos descubrir el secreto de Elías, él dijo "Vive Jehova en cuya presencia estoy", Elías aprendió a vivir constantemente en la presencia de Dios, no a entrar y salir de ella, por eso agradó al Señor y el fuego de Dios se manifestó en su vida, la Biblia dice: "No te apresures a irte de su presencia". (Eclesiastés 8:3). Dios no quiere visitantes, quiere moradores.
David también descubrió este secreto, por eso agrado tanto al Señor, en 1ra. Crónicas capítulo 23, narra cómo  David organizo 4000 levitas para adorar al Señor en turnos, la adoración no paraba en todo el día, todos los días, David no quería la presencia de Dios por un momento, quería vivir en ella.
En medio de tantas carreras y ocupaciones ¿Cómo hacer para atrapar la presencia de Dios constantemente?, la respuesta la vemos en 2da. Crónicas 15/2 "Jehová estará con vosotros, si vosotros estuviereis con él; y si le buscareis, será hallado de vosotros; mas si le dejareis, él también os dejará", mientras esté el deseo de Dios y nuestra voluntad comprometida en buscar a Dios, él permanecerá con nosotros.

No hay fórmulas mágicas, ni talentos extraordinarios, ni casualidad o azar detrás del éxito, solo esta el sencillo corazón que busca a Dios y permanece en su presencia, hoy digámosle  a Dios como David "Yo habitaré en tu tabernáculo para siempre; Estaré seguro bajo la cubierta de tus alas.  (Salmos 61:4), que este sea nuestro mayor anhelo.

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