lunes, 6 de octubre de 2014

LLAMADOS HIJOS

"Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él"
(1 Juan 3:1 RVR1960)

Nos puede pasar que de tanto decir que somos hijos de Dios le perdemos el sentido, pero ser llamados hijos de Dios es algo extraordinario, y haber sido creados por Dios no nos hace hijos de Dios, nos hace creación de Dios, y con nada que Dios haya creado compartió esta categoría de "hijos", ni siquiera con los ángeles.
Ahora bien, podemos entender que Dios haya compartido con nosotros algunas de sus virtudes, sus bendiciones y misericordia, pero ¿hacernos sus hijos?, son palabras mayores.
Necesitamos que Dios nos pueda revelar la trascendencia de ser hijos de Dios, comentemos acerca de esto hoy.

Un fruto del amor
Un hijo nace de una relación de amor, también nosotros somos hechos hijos de Dios por el amor del padre, por eso Juan dice "Mirad cuan amor nos ha dado el padre"; fuimos concebidos como hijos por el amor que Dios nos tiene, Dios pudo perdonar nuestros pecados y darnos un lugar en su gloria y listo, pero hacernos hijos habla de su infinito amor por nosotros.
Vea esto; Dios nos amo, envió a Jesus a tomar nuestro lugar, pero Jesus no vino como Dios, vino como "hijo", y a través de su sangre redimió nuestra vida y compartió con nosotros su naturaleza de "hijo"; el plan de Dios no solo era salvarnos, sino que también transmitirnos su naturaleza y hacernos sus hijos. Esto es amor; es decir, no somos hijos de Dios por un título que Dios quiera darnos, sino por planificación familiar divina, pues el determinó hacernos sus hijos, pero también por derecho de sangre, porque nos compartió  su ADN.

Un lazo eterno
Padres e hijos es el vínculo humano mas fuerte y duradero que existe, he visto padres muy ancianos estar pendientes de sus hijos, alegrarse y sufrir con ellos. Dios quiso decirnos a través de "ser hijos", que nuestra relación con él será eterna.
Me emociona pensar que en 10.000 años mas, en algún momento el Señor me diga "hijo ven necesito decirte algo" y yo responda, "claro papi dime", soy su hijo para siempre...
En Isaias 49/15 Dios les hace una pregunta al pueblo "¿se olvidara la madre del hijo que dio a luz?, pues aunque ella se olvide, yo no me olvidare de ustedes", algunas  personas piensan "Dios se olvidó de mi", y la verdad es que esto no es posible, Dios esta en plena conciencia de cada uno de nuestros pasos, de nuestros tiempos y de nuestras necesidades, y como buen padre sabe que es lo mejor para nosotros. Recuerda que eres hijo por siempre.

La alegría del padre
¿Que necesita hacer un hijo para alegrar el corazón de su padre?, nada, simplemente ser su hijo, Dios se complace en nosotros, nos ama y se alegra cada vez que nos ve, aveces tendemos a creer que necesitamos ganarnos su simpatía o que cuando erramos el nos ve diferente, pero no es así, siempre nos ama, no importando lo que podamos hacer. 
Cuando Jesus comenzó su ministerio, Juan lo bautizó en el Jordán, en ese momento se abrieron los cielos y el Espíritu Santo descendió en forma de paloma y se posó sobre Jesus, pero el padre no permaneció en silencio y se escucho su voz diciendo "Este es mi hijo amado, él me complace", yo le pregunto ¿que milagro había realizado Jesus?, O ¿a quién le había predicado, cuantos había ganado?, Jesus no había hecho ningún milagro, ni había enseñado nada aun, pero el padre se complacía en él simplemente porque era su hijo amado.
Usted y yo somos esos hijos amados, entender esto en nuestro espíritu nos quitara presión en nuestra relación con él, nos hará sentir confiados, disfrutar su presencia, etc,  sentirte amado te da seguridad, pero saber que tu alegras el corazón del padre solo por ser tu, es maravilloso.
Cada mañana, al levantarte, abre tus sentidos y escucha la voz del padre sonando dentro de tu corazón diciendo "Tu eres mi hijo (a) amado, tu me complaces, yo me alegro en ti porque eres mi hijo"

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