jueves, 17 de julio de 2014

AYÚDAME ¡¡¡

"Oré al SEÑOR, y él me respondió; me libró de todos mis temores. Los que buscan su ayuda estarán radiantes de alegría; ninguna sombra de vergüenza les oscurecerá el rostro. En mi desesperación oré, y el SEÑOR me escuchó; me salvó de todas mis dificultades. Pues el ángel del SEÑOR es un guardián; rodea y defiende a todos los que le temen. Prueben y vean que el SEÑOR es bueno; ¡qué alegría para los que se refugian en él!"
(Salmos 34:4-8 NTV)

Harrison Okene, cocinero de la tripulación del barco que naufrago en las costas de Nigeria, Estuvo atrapado tres días a treinta metros de profundidad en una burbuja de aire; relató su experiencia, como vio morir a sus compañeros y percibir en la densa oscuridad como los peces se comían sus carnes. Su desesperación era tan grande que desde ese lugar clamo con toda su alma a Dios para que lo rescatara, y así ocurrió. Ayúdame ¡¡¡ nunca ese grito fue tan profundo, fue tan sincero, era un grito del alma, y allí donde nadie podía oírle, Dios inclinó su oído y lo rescato.

Esto debió ser lo que experimentó David cuando escribe el texto citado al principio, David vivía su propio naufragio, su familia destruida, su trono amenazado por su propio hijo, su salud quebrantada, su relación con su amado Señor destruida por causa del pecado y malas decisiones, avergonzado, sin dignidad y sin esperanza, pero en esa situación clamó a Dios ¡¡ Ayudamee !! Y el Dios de amor y de infinita misericordia no vio su condición, extendió su brazo y lo tomó, lo hizo estar en lugar seguro, lo libro de quienes amenazaban su vida y su gozo fue extremo; él lo explica de esta forma "radiante de alegría", porque quien ha sido rescatado de las profundidades no puede estar sino radiantes de alegría.

Dios nos oye. Muchos sienten que Dios esta lejos de su aflicción, tal vez su propio naufragio les hace pensar que no merecen que Dios los rescate, pero no es así, la verdad no importa lo profundo de tu estado, sino lo fuerte y sincero de tu grito: ¡¡ayúdame!!, si puedes decirlo Dios te oye, ese grito se oye instantáneamente en el cielo y Dios no resiste rescatar un corazón rendido.

Quienes hemos naufragado así, como Harrison o como David y experimentamos la respuesta y el rescate de Dios podemos decir que no existe alegría mayor sobre esta tierra.
Amigo mío tu rescate esta un "ayúdame" de distancia.

1 comentario:

  1. Dios nunca nos negara su auxilio, sólo debes creer que el nunca llegara tarde, el llegara a tiempo para rescatarte salvar tu vida y la de tu familia, lo hizo conmigo y mi familia, nunca es tarde para pedir el auxilio de Dios.

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