martes, 8 de julio de 2014

EEEEEHHHHHHH ¡¡¡ (grito de guerra)

"En la séptima vuelta, mientras los sacerdotes daban el toque prolongado con los cuernos, Josué les ordenó a los israelitas: «¡Griten, porque el SEÑOR les ha entregado la ciudad!"
(‭Josué‬ ‭6‬:‭16‬ NTV)

Esta fue la primera incursión militar de Israel al entrar en la tierra prometida, la estrategia para vencer Jericó, ciudad amurallada y muy fuerte, era rodearla por siete días y al final dar un grito de guerra. Entiendo que para muchos esta estrategia podrá parecer por lo menos ingenua, pretender conquistar una ciudad y derribar sus muros impenetrables con un grito, no es muy cuerdo; pero la lógica de Dios es muy diferente a la nuestra, y quisiera reflexionar un poco acerca de este grito.

Primero es necesario entender que aquí se estaban peleando dos guerras simultáneamente, una militar y otra espiritual, y que todo lo que ocurre en el mundo espiritual tiene un efecto inmediato en el mundo natural o físico. En el mundo natural hubiese sido necesario un gran poder bélico para derrotar a Jericó, en el mundo espiritual esto ocurrió con un grito.
Siempre tendrás la opción de afectar tus circunstancias natural o espiritualmente; quienes lo hacen de forma natural se dan cuenta que desgasta y aflige y el resultado es incierto, pero quienes lo hacen espiritualmente notan que Dios pelea por ellos.

Ese grito no sólo fue un fuerte ruido, fue una declaración de fe.
Al dar ese grito estaban diciendo que creían que Dios podía darles victoria, aún de esa forma tan poco convencional.
Para qué Dios actúe a tu favor sólo necesitas creerle, aunque a muchos les parezca imposible, tu fe mueve la mano de Dios.

Ese grito fue un decreto de posesión.
Estaban diciendo "esta tierra es nuestra, Dios nos la dio". Estabas reclamando la pertenencia y su determinación a conquistarla. Cuando enfrentes un desafío debes estar convencido que Dios te lo ha dado, que es tuyo, que tu enemigo sepa que lo vas a tomar porque es tu derecho.

Ese grito fue una orden.
Así cómo Moisés le dijo a faraón "deja salir a mi pueblo al desierto", no se lo estaba pidiendo, se lo estaba ordenando, y el respaldo de esa orden era el Señor todopoderoso. Por eso a Jesús le impresiono tanto el cinturion cuando le dijo " sólo da la orden y mi siervo sanara"; porque el mundo espiritual se mueve por palabras, Dios dio una orden y todo lo que vemos fue llamado a existencia.
De la orden, ordene en el nombre de Jesús y vera como ningún enemigo prevalece.

De seguro estás en tiempo de conquista, asegúrate de hacerlo espiritualmente y prepárate para dar tu mejor grito EEEEEHHHHHHH ¡¡¡¡ .....y será tuyo.







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